Casa Barullo
2021
Conocer a Azul de Bolsillo en persona, durante un encuentro en Cali, fue uno de esos momentos en que se reafirma por qué creemos en el poder de los colectivos editoriales independientes. Este proyecto, que se ha convertido en uno de nuestros favoritos, nos inspira profundamente por su forma de pensar, de crear y de compartir saberes desde la raíz, con una coherencia hermosa entre forma y contenido.
En cada uno de sus zines, la naturaleza no es solo un tema: es un lenguaje, una guía, una presencia constante. Ya sea que hablen sobre el cuidado de plantas de interior, calendarios lunares, sabores ancestrales o guías de plantas medicinales, Azul de Bolsillo nos recuerda que habitar el mundo con conciencia y ternura es también una práctica política. Su trabajo nos invita a observar con atención, a escuchar lo que nos rodea, a preguntarnos cómo cuidamos y cómo nos cuidamos.
Lo que más admiramos es su manera de tejer relaciones entre conocimientos ancestrales y la vida cotidiana contemporánea. Nos proponen lecturas que no son meramente informativas: sus zines son puertas abiertas a la experimentación, al hacer con las manos, a reconectar con prácticas que muchas veces han sido silenciadas o desplazadas por la lógica acelerada del presente. Publicaciones pequeñas, sí, pero poderosas, que caben en el bolsillo y en la mochila, y que funcionan como semillas de algo más grande: otra manera de estar en el mundo.
Azul de Bolsillo no solo produce contenidos, sino que crea comunidad y memoria desde lo editorial, manteniéndose fiel al espíritu fanzinero del hazlo tú mismx, y recordándonos que aprender puede ser un acto colectivo, amoroso y transformador.
Pueden encontrarlxs en distintos espacios de Colombia y en redes como @azuldebolsillo. Si aún no los conocen, este es un buen momento para hacerlo. Porque leerlos es también mirar hacia adentro, hacia la tierra, y hacia la posibilidad de una vida más consciente.